A los maestros, con cariño/III


LAS QUEJAS DEL PÚBLICO



*Fósforo (pseudónimo de Alfonso Reyes)



Los lectores suelen atendernos. Las empresas cinematográficas, todavía no. Hemos recibido cartas. A sus puntos nos referimos.

Verdaderamente, son insoportables esos maniáticos que, en todos los salones públicos , entornan los ojos y resoplan para hacer entender a las señoras que están poseídos del delirio amoroso, y subrayan con un ósculo al aire todas las escenas de amor.

¿Y qué decir de los que comentan, en voz alta, con toda clase de chistes los episodios de la cinta?

¿Y -oh, Dioses- de los que leen en voz alta los letreros de la película, porque de otra suerte corren riesgo de no enterarse?

Pues ¿y esos espectadores vergonzantes, que no hallan medio de dar a entender a todos que, aunque ellos han ido al cine, están muy por encima del cine y lo toman con gran desdén?

Acaben de irse de una vez. Y piensen que el perfecto espectador del cine pide silencio, aislamiento y oscuridad: está trabajando, está colaborando en el acto, como el coro de la tragedia griega.



*Texto publicado en la sección "Frente a la pantalla" del semanario madrileño España, el 23 de diciembre de 1915. Este artículo más otras reflexiones y reseñas están contenidas en la antología Frente a la Pantalla (textos sobre cine escritos por Reyes, Martín Luis Guzmán y Federico de Onís), de la colección Cuadernos de Cine (UNAM, 1963).




Comentarios

Joel Meza dijo…
Qué manera de decirnos, Ernesto, a través de Don Alfonso, que, cuarentaitantos años después, no hay esperanza. Casi adivino el remate que podías haber agregado: "¿Y -con una jodida- de los rústicos anote aquí el gentilicio que le corresponda que, teléfono celular en ristre, hablan a gritos durante la función?" O algo así. Si nomás porque en los 60s no se habían inventado los aparatejos...
Bueno, en realidad no son 40ytantos años ¡sino 91!, porque la columna de Don Alfonso (y que era compartida por Martin Luis Guzmán, por cierto: escribieron con el mismo pseudónimo de "Fósforo") se publicó en 1915. El libro de donde obtuve el texto fue publicado, en efecto, por la UNAM en 1963.
Carl Zand dijo…
Y,vulgarmente, como digo yo, se vayan a la mierda bailando con el diablo a hablar a la calle (los jodidos rústicos susodichos). Antes era gracioso y parte del folclor opir a esos cabrones hablar y comentar como el que cuenta Ernesto "ese mi galanazo". Pero, estos HDP no tienen un jodido ápice de gracia. Amén y salud...
Anónimo dijo…
Creo que aqui puede aplicar lo siguiente: "Y una ves más los rusticos (gentilicio) no pueden estar con celulares apagados y sin platicar en la pelicula"

Lo que me sorprendio es que este tipo de situaciones ya tiene 91 años..... y contando..

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