Del Perdón al Olvido





Del Perdón al Olvido (Life During Wartime, EU, 2009), sexto largometraje de Todd Solondz, es la tardía y redundante secuela de la más lograda Felicidad (1998) que, en mi opinión, sigue siendo la película más redonda de toda su filmografía. Del Perdón al Olvido se exhibió en la 52 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional y, ahora, dos años después, ha regresado para una mínima explotación comercial en un par de salas chilangas.
Estamos ubicados diez años después de lo que sucedió en Felicidad: las tres hermanas Jordan ya no viven en Nueva Jersey sino en Florida (Trish y Joy) y California (Helen); el marido pedófilo de Trish, Bill (sombrío Ciarán Hinds), acaba de salir de la cárcel después de purgar su condena por haber violado a dos niños; y los tres hijos de Trish y Bill siguen creciendo: Billy (Chris Marquette) estudia antropología e investiga el comportamiento incestuoso de unos monos; Timmy (Dylan Riley Snyder) está a punto de celebrar su bar-mitzvah y la niñita Chloe (Emma Hinz) se toma su dosis diaria de litio y va a clases de karaoke. Los tres muy felices.
Decía que esta secuela es redundante. Más bien, superflua a ratos: Solondz pudo haber borrado de la trama las tribulaciones de Helen y Joy para centrarse únicamente en las de Trish, y la película habría funcionado mucho mejor. De hecho, Helen apenas si figura, y Joy, a quien se le aparecen los fantasmas de dos hombres que se han quitado la vida, nunca termina de encajar en la historia.
La película, como el título en español lo indica, está centrada en el perdón y en el olvido. ¿Cómo puedes perdonar si no recuerdas el agravio que te han hecho? Pero si olvidaste la ofensa que has sufrido, entonces no tienes nada qué perdonar. Así pues, el violador pedófilo recién liberado Bill  vaga como fantasma rodeando a sus seres queridos, tratando acaso de buscar su perdón, por más que él sabe mejor que nadie que no lo merece.
Pero si Del Perdón al Olvido tiene algunos problemas con subtramas y personajes de más, no sucede lo mismo con la puesta en imágenes de la cinta, mucho más estilizada que Felicidad en cuanto al manejo del encuadre y a la composición visual.
Lo que sí es idéntico en los dos filmes es el espléndido reparto. Aunque se trata de los mismos personajes, todos los actores son diferentes, sin faltar la excentricidad típica de Solondz: Allen, interpretado por el blanquísimo gordazo Philip Seymour Hoffman en Felicidad, es sustituido aquí por el negro delgado Michael Kenneth Williams, tan bien recordado por la teleserie The Wire (2002-2008). No importa: blanco o negro, los dos están perfectamente patéticos.

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