FICUNAM 2013/II



En su "Declaración del Director" para Festival Scope con respecto a su cortometraje Las Manos Limpias (México, 2012) -exhibido en el FICUNAM en la sección "Ahora México"-, Carlos Armella (codirector con Pedro González Rubio del premiado filme documental Toro Negro/2005) afirma que "el cortometraje es, probablemente, la forma más libre de expresión que tiene el cine". 
En efecto, desprovisto de cualquier presión industrial y/o de mercado -por su duración, este tipo de filmes no suelen exhibirse comercialmente-, el cortometraje le permite al aprendiz de cineasta -o al cineasta avezado que busca experimentar- una vía libre para hacer casi cualquier cosa. Lo cual, por cierto, no necesariamente es bueno: el patriarca auterista Andrew Sarris escribió alguna vez que el mejor cine no siempre se hace en las condiciones ideales de libertad, Buñuel mismo defendía la idea de que las restricciones -de cualquier tipo- hacían despertar la imaginación del cineasta y, por supuesto, están la célebres palabras del Padre Fundador de la crítica fílmica gringa James Agee: "hay cineastas independientes que, por el bien del cine, deberían depender de alguien". Dicho de otra manera: no todo el cortometraje escolar/experimental/de-arte (you name it) es bueno por sí mismo. Y a las pruebas me remito, por lo menos en lo que he podido ver de la programación del FICUNAM 2013.
La experimentación fallida abunda en la sección Senderos. Lo peor que he visto es No Estamos Soñando (Nao Estamos Sonhando, Brasil, 2012; 12 minutos), de Luiz Pretti, una suerte de diario personal que quiere transmitir el estado de ánimo del cineasta, obsesionado por los edificios que están construyendo frente a su departamento. Acaso como pieza de videoarte puede resultar de interés... para alguien.
Algo similar sucede con Expediente Escolar (Dossier Scolaire, Francia-Alemania, 2012; 21 minutos), también en Senderos, dirigido por Andreas Bolm y Noëlle Pujol, aunque aquí la pieza de videoarte resulta por lo menos intrigante a ratos. Basado en los archivos escolares de una escuela, un muchacho y dos muchachas deambulan y recitan fragmentos de información y declaraciones contenidas en esos archivos. Alguien como la artista visual finlandesa Eija-Lissa Ahtila (El Viento, 2012, 12 minutos) podría haber hecho algo valioso con este material. 
Pude ver un Puma (Argentina, 2011; 17 minutos), de Eduardo "Teddy" Williams, programada en Aciertos, nos muestra a 8 muchachos que juegan, platican, conviven en distintos lugares -azoteas, calles abandonadas, casas derruidas, un lago, un bosque- en los que se encontrarán con su propia destrucción. Bien ejecutado, sin duda, aunque este corto fantástico no me pudo haber entusiasmado menor. Ganó en el BAFICI 2012, así que el equivocado, seguramente, soy yo.
GHL (Ídem, Austria, 2012; 17 minutos), de Lotte Schreiber y programado en Senderos, tiene la ventaja de una realización muy controlada y una idea nada original pero bien ejecutada. Un hombre de mediana edad vestido como ejecutivo (Michael Krassnitzer) camina solitario por una playa abandonada a orillas del Danubio. El tipo habla por teléfono y parece preocupado. La metáfora es obvia pero, vaya, el corto es corto. Ya es ganancia. 
Big in Vietnam (Ídem, Francia, 2012; 29 minutos), de Mati Diop, es la primera cinta realmente interesante que he visto de la selección de Senderos. Una cineasta de origen vietnamita está filmando una nueva versión de Las Relaciones Peligrosas en un bosque de Marsella. Sin decir agua va, el actor protagónico desaparece y la directora, harta de la situación, también. Mientras su hijo cinefotógrafo sigue con la filmación, la doña pasea por Marsella, en donde se topa con otro inmigrante vietnamita más o menos de su rodada. El delicado acercamiento azaroso de estos dos personajes es tan sugerente como emotivo. 
Más logrado -o, acaso, más cercano a los intereses de quien esto escribe- es Las Manos Limpias (México, 2012; 11 minutos), del citado Carlos Armella, programado en la sección Ahora México. El corto está centrado en un joven matrimonio que vive en alguna modesta vivienda con todo y bebé chillón en su cunita. El tipo (Francisco Godínez) regresa de madrugada de trabajar -es asaltante y tiene las manos manchadas de sangre- y ella (Sonia Couoh), que no ha podido dormir, lo espera fielmente. La mujer prepara el biberón, le hace desayuno al marido, le guarda su instrumento de trabajo -un arma- en el cajón y, por supuesto, si en el encuadre aparece un arma cargada, ya sabemos que se usará en algún momento. Creo que hay una escena de más en la que este cortometraje pierde un poco el tono pero, de todas formas, se trata de una peliculita notable. 
Más lograda aún, previsiblemente, es La Cápsula (The Capsule, Grecia, 2012; 35 minutos), de Athina Rachel Tsangari (Attenberg, 2010), programada en la sección Trazos. Esta pieza -porque eso es: una pieza de videoarte- forma parte de una instalación que la DesteFashionCollection 2012 le encargó a la cineasta griega Tsangari. El producto final -en el que la directora echa mano del imaginario surreal, el expresionismo, la animación, algún efecto digital y hasta la 3D- es una fascinante alegoría sobre la liberación/sojuzgación de la mujer, atrapada en rituales de todo tipo (sexuales, corporales, religiosos y, por supuesto, de vestimenta). La Cápsula le da al adjetivo fílmico "experimental" un buen uso y un mucho mejor resultado.
El más logrado de los cortometrajes del FICUNAM 2013 que he visto es Mupepy Munatim (Ídem, Portugal, 2012; 18 minutos), de Pedro Peralta (sección Aciertos), cuya anécdota es mínima y hasta convencional, pero presume una ejecución inspirada y una presencia notable de su actor protagónico, Sebastiao Tomás. Un hombre de mediana edad (Tomás) regresa a su pueblito de Portugal después de haber pasado años fuera. Contacta con alguna mujer que conocó -¿su exmujer?-, le pregunta por la tumba de su madre muerta y, al no saber ella dónde fue enterrada la santa señora, el hombre tiene que lidiar con sus recuerdos y su dolor más solo que nunca. La toma final habría enorgullecido a Mizoguchi.

Comentarios

Christian dijo…
A Malick y al último Paul Thomas Anderson les vendrían bien esas recomendaciones no?

Pero bueno, mientras sigan haciendo esas películas tan enigmáticas, grandilocuentes y espectaculares, benditos sean...

:)
Christian: Sí, sin duda. Con todo y sus excesos. Y también por sus excesos.

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