Thor: un Mundo Oscuro



Llegué apenas a tiempo a ver Thor: un Mundo Oscuro (Thor: the Dark World, EU, 2013), flojísima secuela de la por sí apenas pasable Thor (Branagh, 2011) y no pude comprar el vaso de palomitas respectivo que, en este tipo de películas, ayuda enormidades a pasar bien el rato. Craso error: sin palomitas que comer, toda la primera hora de Thor 2 resultó insoportablemente soporífera.
El filme inicia con un prólogo recitado con voz engolada por el ahuevonado Rey Odín (un ahuevonado Anthony Hopkins), en el que nos informa que muchos años atrás su papá le partió en gajos su mandarina a los Elfos Oscuros y a su malévolo líder Malekith (Christopher Eccleston, escondido tras kilos de maquillaje), quien quería apoderarse de cierta “sustancia de destrucción masiva”  llamada Aether con el único fin de… bueno… destruir todo masivamente.
Pasado el prólogo, pasamos de Asgard a Londres y de Londres a Asgard –y a otros sitios impronunciables como Svartalheim, Alfheim et al-, pero nada de esto resulta particularmente interesante. En Londres, la astrofísica Jane Foster (Natalie Portman, de adorno) no halla la puerta pues su Thorito (Chris Hemsworth) le dijo hace dos años que iba por cigarros a otro de los Nueve Reinos y ya no volvió; en Asgard, Odín le echa unos choros interminables al Thorito sobre sus responsabilidades como heredero al trono (que ya olvida a esa humana chaparrita, que es muy poco para ti, que mejor empieza a ver cómo vas a gobernar); y en Malolandia –o como se llame el sitio-, el tal Malekith hace hartos ñaca-ñaca junto con otro anónimo actor, mientras ve dónde pusieron el tal Aether porque ya le urge empezar a destruir todo masivamente.
No es hasta la segunda parte de la película, cuando el carismático villano Loki (Tom Hiddleston) tiene un papel importante que jugar, cuando la cinta despega. Hiddleston dota a su personaje de la dosis perfecta de pathos, malevolencia, cinismo y humor. Cuando él es liberado por el propio Thorito para que le ayude a derrotar al tal Malekith, la divertida rivalidad de pareja/dispareja entre los dos personajes y los dos actores libera por un momento a la historia de tanta estulticia.
En esta segunda parte, ya ambientada en gran medida en Londres, es cuando los chispazos de humor autoparódico, lo mejor del primer Thor, vuelven a aparecer: que si el Thorito toma el metro en Londres para que una ciudadana le dé un abusivo arrimón, que si la sorpresiva historia de amor entre la asistente Darcy (Kat Dennings) y el asistente de la asistente Ian (Jonathan Howard), que si las extravagancias del encuerado Dr. Erik Selvig (Stellan Skarsgard ganándose la papa).
El director Alan Taylor logra manejar razonablemente bien las escenas finales de acción, en las que keatonianamente los personajes pasan de una dimensión a otra de un plumazo, pero la película, sobre todo en esa insoportable primera hora, no parece más que una deslavada copia de Game of Thrones –de hecho, Taylor es productor ejecutivo de esa teleserie y ha dirigido varios episodios de la misma-, con todo y la épica música de fondo, sólo que sin violencia y sin un solo minutos de sexo implícito, explícito o por lo menos platicado –ni modo: estamos en el mundo Marvel/Disney.
Es más, el final-final –hay dos en la interminable secuencia de créditos- es tan ñoño que estaría perfecto para el desenlace de cualquier telenovela del Canal de las Estrellas. O quién sabe: a lo mejor es tan cursi que ni en Televisa se animarían a usarlo.

Comentarios

Christian dijo…
¿A cuántos churros nos les habrá dado media, o de plano, una estrellita más, por haber tenido unas palomitas al lado oiga?!

jeje
Unknown dijo…
Shapeau,coincido 1000% con usted,MALÍSIMA,salvo Loki, digitalmente es mala también. Hasta el momento de lo peorcito hecho por marvel,sin entrar en particularidades
Alex Corrales dijo…
estoy completamente complacido con esta película esta super buena con sus toques cómicos
Yo sigo pensando que las películas de Marvel, en esta llamada fase 2, son las que menos van a gustar al público que jamás ha abierto un cómic, pero para los que sí lo hemos hecho diremos: ándele, así era.

La fase uno cumplió su cometido por ello: a muchos los mandó a los puestos de revistas a comprar Marvel Now y a esperar la nueva película de ese superhéroe que acaban de conocer, mientras que otros a no poner pretextos a la hora de comprar un boleto para una cinta de superhéroes que tenga un número en su título (o, como en este caso, un adjunto), aunque antes ni hubiesen pensado que estarían ahí, sentaditos.

Ya con eso, Marvel-Disney se dan por bien pagados y siguen adelante.

Desde la primera, mi duda era cómo le harían para meter el mundo de Thor en la fórmula Marvel que venían preparando. Igual podían no meterlo, pues cada cinta es una pieza del rompecabezas que va preparándose parte por parte. Lo hicieron con una historia que transcurre más en la tierra y así conectaron. Ahora, la cuestión es que casi todo sucedería allá en Asgard y el resto de los nueve mundos. Y salvo unas sobre-exposiciones (digo, si Odin iba a explicar con librito de por medio ¿Para qué ese pinche prólogo?), me vi complacido por este Thor da Second. Más que con la primera.

Ahora a ver qué hacen con Capitán América. Digo, la primera es mi favorita de todas las que han hecho Marvel en este chorizo tan colorido.
Joel Meza dijo…
La verdá, la verdá, sin ese prólogo a la Peter Jackson y con un poquito más de emoción que le hubiera puesto Odín a sus aburridas peroratas, esa primera hora habría sido más pasable, además de que habrían sido como 40 minutos...
No veo por qué no se animaron a hacerla toda como la segunda mitá.
Christian: Es que las palomitas en este tipo de películas es un asunto crucial.

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